sábado, 18 de agosto de 2012

Another day in paradise

Hoy escuchaba la canción en el coche:
http://www.lyricsfreak.com/p/phil+collins/another+day+in+paradise_20108035.html

No sé por qué siempre había pensado que la protagonista era una niña, de hecho, mientras la escuchaba en el coche no podía sino pensar en la imagen de una mocosilla de seis o siete años con la cara llena de churretes y unos ojos a medias entre la inteligencia viva que debe hacer falta para sobrevivir en ese ambiente y la desesperación de quien sabe que su vida no vale más que lo que pueda costar una bala o incluso el cartón con el que se cubre por las noches.

A su lado, un hombre bien vestido, clase media alta. Finge no verla, se va silbando, parece avergonzado de estar por allí, quizás las calles menos aconsejables del casco antiguo de su ciudad. Hace frío y ella le pide ayuda, un lugar donde pueda ir a dormir. No le pide dinero solo quiere dormir en un sitio del que pueda marcharse al día siguiente. La desesperación se hace patente la segunda vez que lo llama; hay que estar bastante desesperado para llamar dos veces a alguien que se esfuerza en no fijarse en ti. Probablemente no está tan desesperada como para desear dormirse y no despertar pero no es descartable que ese momento llegue pronto puesto que él ha visto que ha estado llorando.

La ambientación se completa al comentar que ella tiene las suelas de los pies llenas de ampollas, no puede andar pero lo intenta. Y que ha sido expulsada de todos los sitios, posiblemente albergues, en los que ha estado. Al llegar a este punto, la belleza de la canción se funde con esa extraña sensación que me provoca y que entiendo que es la que quería evocar Phil Collins: ¿cómo puede ser que no haga nada?.

Sin embargo, al releer la letra me he dado cuenta de que muy probablemente no es una niña. No sé por qué siempre he pensado que era una niña pero no debe serlo. Todos hemos visto a gente pidiendo por la calle pero normalmente no vemos a niños a no ser que estén acompañados por sus padres. Estos casos suelen ser los menos porque creo que, al menos en España, esto es constitutivo de delito.

Pero no, en la historia cuadra más que sea una mujer, posiblemente una drogadicta que malvende lo que queda de su otrora bello cuerpo por un chute. Esta mujer es más probable que haya sido expulsada de todos los sitios donde ha intentado alojarse (¿casas de amigos o conocidos?) porque no encaja allí. Tiene los pies llenos de ampollas de caminar descalza sin estar acostumbrada. Quizás no hace mucho que se dio a la drogadicción y su chulo o su familia la acaban de poner de patitas en la calle. Más bien el chulo, la familia es de suponer que le habría dejado los zapatos. O quizás los ha perdido.

Y de repente la sensación ha cambiado. Ya no es esta pobre chica de 12 años que han encontrado muerta en el Reino Unido tras supuestamente ser violada por su "abuelastro", un hombre con antecedentes, que creo que tenía tan solo un año más que yo y que era el compañero sentimental de la abuela de la niña de unos 45 años, acusada también de encubridora. Un caso así te desgarra el alma convirtiendo la venganza en el único castigo que se te antoja justo. Con un niño es lógico, además de justo, posicionarte de su lado.

Pero ¡¡Ay amigo!!, ahora la protagonista de la canción es cualquiera de las pordioseras o trabajadoras de la calle que alguna vez te has encontrado por la misma. A mí me enseñaron a responder siempre y no es probable que yo actuara como el caballero, dando la callada por respuesta. Yo respondería con un lacónico "Lo siento". Quitando que mi respuesta es más educada y que, al menos, te diriges a tu interlocutor como a una persona, no hay mucha diferencia.

Resumiendo, si fuera una niña la recogería, la llevaría a asuntos sociales o lo que fuera; soy un alma caritativa, se podría decir irónicamente, y no me siento demasiado aludido por la canción. Más bien: ¡¡¡Qué malos son los que no son como yo!!!.

Sin embargo, ahora ya no puedo decir eso. La canción ya no trata de gente que no es como yo. La canción ahora trata de mí. De un yo con más dinero, probablemente con trabajo y no sabemos si con algo menos de educación o más de timidez. Pero se trata de mí y de cómo duermo plácidamente todas las noches en mi palacio particular tras vivir otro día en el paraíso. Mientras tanto, ahí fuera, y a causa de la crisis cada día más gente, la gente no es tan afortunada.

Un saludo, Domingo.

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