Cuentan que el libro ¿Quién se ha llevado mi queso? fue un gran éxito, todo un best-seller. Yo mismo lo leí, debió ser por el año 2000 o 2001 y se convirtió en el primer y creo que único libro que he leído en un dispositivo digital, en concreto en el monitor. Sus escasas 20 páginas de esponjosa letra bien lo permitían.
Como bien dice la
Wikipedia, se trata de un libro de superación escrito en forma de parábola. Hoy, unos cuantos años después, he conseguido un material hológrafo en el que bien puedo basarse su escritor suponiendo que lo hubiera tenido disponible en su momento, algo que todavía no he podido constatar y por tanto no puedo afirmar. Solo me faltaba además tener problemas de abogados, con esos mismos que tienen fama de no llevarse bien con los gatos. Curiosos animales, por cierto, siempre a caballo entre perros, ratones y ratas y encima ... arañan.
Pues vamos a lo que vamos. Espero disculpen la incoherencia de algunos pasajes que achaco sobre todo a la inenarrable tensión de los momentos vividos así como a mi incapacidad para descifrar las letras sueltas entre piélagos de materia rosa que impregnan grandes porciones del original.
Estoy muy contenta, por fin he llegado a Málaga. No las tenía todas conmigo, las cosas ya no son como antes que una ardilla podía cruzar la península ibérica saltando de árbol en árbol y ahora, si un conductor de un camión descubre a una chica joven, desvalida como yo, en la parte de atrás de su camión ... no quiero ni pensarlo. Pero bueno, todo ha salido bien y me lo voy a pasar todavía mejor. Va a ser como la canción que sonaba en el camión, ¡¡¡Lunes, party!!!, ¡¡¡Martes, party!!!, ¡¡¡Miércoles, party!!! ... y, desde luego, el entorno acompaña.
Tal como me habían aleccionado, me bajé en la última rotonda y subí la corta avenida con el corazón latiendo tan fuerte que casi me rompe los tímpanos. Entré por la puerta grande ... literalmente. Aunque no recuerdo si estaba abierta, me la abrieron o si simplemente pasé; solo recuerdo que los efectos de la adrenalina me duraron hasta que llegué a la casa. Saqué el justificante que había imprimido, seguí las instrucciones y allí estaba la puerta del apartahotel, abierta a pesar de lo tardío de la hora. Se ve que es un sitio seguro, esto en otros lugares sería impensable.
Entré y grité ... ¡¡¡hola!!!, ¡¡¡ya he llegado!!! ¡¡¡estoy aquí!!!, pero nadie me contestó. La televisión estaba a todo volumen así que es probable que no me oyeran. Así pues, me senté a esperar en un rinconcito que me pareció bastante cómodo y a fe que debía serlo porque me he despertado esta mañana aquí mismo. Se ve que el cansancio acumulado llamó al sueño profundo y este se presentó solícito. Bueno, voy a ir de nuevo a recepción, es temprano, las cinco de la mañana, pero digo yo que alguien habrá.
De nuevo no había nadie. Esto ya sí que es muy extraño. Así que me di una vuelta por el recinto a ver qué tal y la verdad es que
mejoró mis expectativas. Parece que los dueños han debido sufrir algún contratiempo pero se ve que estaban enterados de mi visita porque han dejado el desayuno listo. Un desayuno un tanto pobre, eso sí, compuesto solo por fruta ... ¡¡¡y limones!!!.
No tenía mucha hambre pero me obligué a comer algo, los plátanos. No estaban mal, la verdad. Me comí un par de ellos aunque fiel a mi costumbre básicamente lo que hice fue darle un par de mordiscos, juguetear un poco con ellos y ya está. Mi madre me dijo mil veces que no lo hiciera, que con la comida no se jugaba. Pero no puedo evitarlo. Jooo, me aburro, creo que me voy a echar a dormir otro rato. Por ahora ya tengo claro que en Trip Advisor voy a poner lo del desayuno. Definitivamente no es lo contratado. Ahh, y la cama, muy dura. Si es que a eso se le puede llamar cama. He deducido que el rinconcito ese no es otra cosa que mi habitación. Pero aparte de que el acceso es un tanto acrobático, se ve que a los turistas nacionales siempre nos dan lo peor, como digo la cama no es merecedora de ese nombre. Y la luz ... olvídate, mucho lujo en las zonas comunes, en la piscina pero son unos humanos (sic, así en el original) en cuanto a lo que las habitaciones se refiere.
Me he despertado de nuevo y noto esto algo cambiado. ¿Qué ha pasado?. Sigue sin haber nadie en recepción y parecen haber cerrado la puerta al salón. Había pensado en ponerme a ver la tele un rato, por las mañanas siempre veo el programa de Ana Rata (sic, imagino que debía referirse a Ana Rosa). Además son solo las diez de la mañana y ya han quitado el desayuno. Solo han dejado los limones y las naranjas pero no tengo exprimidor así que de nada me sirven.
Ohh, escucho algo. Parece que los dueños del apartahotel vienen para aquí. Hablan alto pero no sé lo que dicen, ignoro el idioma. Encima, con las prisas, creo que el diccionario se me cayó por algún lado. Voy a salir a buscarlo.
Nada, no ha habido suerte. Aunque al menos he visto la piscina, está muy chula aunque es rara. Tiene unas vayas altísimas como para impedir el acceso a los menores y digo yo que si es para eso, ya podían haberlas puesto mucho más bajas. O lo mismo son meros adornos, ¿quién sabe?. No me apetece darme un baño, antes tengo que depilarme, que una es joven pero ya no es una niña como para ir por ahí de cualquier manera. He intentado ir a una piscina más pequeña, que hay dentro de la casa pero está vacía. Se veía que era muy profunda pero he querido comprobarlo. He tirado una piedra enorme y ha llegado al fondo pero no he podido tomar bien el tiempo que ha tardado en caer y además no recuerdo la fórmula que había que usar. Sé que estaba la gravedad, 9,81m/s^2 y una raíz cuadrada o un cuadrado y el tiempo o algo así. De hecho creo que se podía deducir a partir igualando la energía potencial de arriba (m.g.h) con la enercía cinética abajo (1/2 m.v^2). Eso, así se calculaba la altura pero me sigue faltando la velocidad. Para la velocidad había que usar la fórmula del movimiento uniformemente acelerado, creo.
Uff, me duele la cabeza de tanto pensar. Me haría bien algo de azúcar. Hablando de azúcar, a los gerentes del lugar, yo los llamo irónicamente Hansel y Gretel porque aquí hay de todo menos dulces. Bueno ni dulces ni de todo, solo naranjas y limones. Ambos estuvieron hablando y se fueron. Al principio iba a decirles algo pero luego tuve miedo, no parecían muy amigables. Me encerré en mi habitación. Imagino que ya llamarán cuando quieran limpiarla ... si es que alguna vez la limpian porque ahí no ha entrado un plumero desde hace eones. El lado positivo es que hay "bolas del Oeste" que son muy divertidas.
Me recuerda a aquellas películas de John Wayne con la calle principal, la entrada al bar, los dos protagonistas frente a frente prestos a desenfundar porque el pueblo era demasiado pequeño para los dos mientras el viento quitaba del medio tanto al resto de figurantes que huían despavoridos a refugiarse en el bar (¿serían descendientes de españoles?) como a las bolas esas que nunca supe muy bien de qué estaban hechas, solo que en caso de tener que repetir la toma tendría que ser una gracia volver a ponerlas en su sitio, encender los ventiladores y esperar a que pasaran por el momento adecuado en el lugar adecuado. Aquí el viento no sopla así que soy yo la que las tengo que mover. A veces hasta juego al tres en raya con ellas. ¡¡¡Lo que hace el aburrimiento!!!. Aysss, parezco la "mujercita presumida" (sic), solo dormir y callar, dormir y callar. Así que ahora toca dormir.
Ya no sé ni qué hora es. Estoy perdiendo la noción del tiempo pero se ve que es de noche. Voy a poner una queja formal porque no hay ni una puñetera luz aquí. Hoy me he llevado un golpazo en la espinilla al salir de la habitación. No sé ni con qué habré tropezado pero un poco más y me mato. Luego al volver he tenido más cuidado y he ido palpando las paredes para no encontrarme con nada extraño. Así me he encontrado ... ¡¡¡una puerta secreta!!!. Creo que la utilizan para guardar sus cosas, cosas que no ofrecen a los clientes. Entre ellas ... ¡¡¡las patatas fritas del desayuno!!!. Aunque muy fritas muy fritas tampoco es que estén. No sé si serán de microondas o qué pero vamos, tenía tanta hambre que las he probado casi todas. Sé que siempre en vacaciones los hábitos, los horarios, las comidas, se descontrolan un poco pero esperaba que esto fuera más divertido, la verdad. Ahora, encima, he comido tanto que me duele la barriga. Creo que me voy a volver a la cama porque no me encuentro bien. ¡¡¡Vaya vacaciones!!!.
Me encuentro algo mejor aunque todavía siento una gran pesadez en el estómago. Creo que son las patatas y eso que no tenían mucho aceite pero vete a saber, lo mismo son francesas ... ummm, una tortillita, con con trocitos de queso sí que me comía. Pero definitivamente esto es un páramo, me han dejado aquí de la mano de Dios, no hay nadie con quien hablar, a la piscina no puedo ir por lo de los pelos y el apartahotel no tiene ni un mísero bar donde tomarse un vermú con aceitunas. En fin, daré otra vuelta a ver.
¡¡Ohh!!. Hansel y Gretel parece que no se han olvidado de mí después de todo. Han debido escuchar lo del queso y han añadido queso al buffet. Además han quitado las patatas, y decía yo que no debían estar muy buenas. Ya podían haberlas quitado antes porque todavía las tengo dando vueltas por aquí. El queso estaba buenísimo, y además al lado han dejado papel para que siguiera escribiendo. Menos mal porque ya se me estaba acabando. El papel me lo he traído aquí a la sala de reuniones que es a donde vengo cuando quiero escribir con tranquilidad.
Vaya, la cosa se está animando. Se ve que no son tan mala gente, ahora han puesto algún tipo de aparato recreativo que no sé muy bien cómo funciona porque un columpio no es. Quizás es como para hacer ejercicio porque lleva un letrero bien grande con el Swoosh, el símbolo de Nike. Y al lado otro trocito de queso. Esto me recuerda a los bombones que te dejan en algunos hoteles sobre la almohada. Pero ahora tengo sueño así que luego aprovecharé para hacer ejercicio y comer, que tampoco es conveniente que piensen que estoy aquí solo por la comida.
Ahh, ¡¡¡una siestecita reparadora!!!. Estoy llena de energías, ahora sí que me apetece algo de deporte y luego para la noche creo que cenaré uvas con queso ... o queso a secas en caso de que no haya uvas.
El aparato de gimnasia es un tanto soso, aburrido, sin mucha gracia, como todo aquí, pero si es gratis dame dos así que me he pasado un buen rato haciendo step y al final mi bien merecido queso. Turismo puede que no haga mucho pero por lo menos comeré y haré deporte que no debe ser una combinación del todo mala. Eso sí, es cansado. Y a mí el cansancio me da sueño ... y parece que el queso también.
Definitivamente he perdido la noción del tiempo pero el único problema que le veo es que no sabré cuándo tengo que hacer el check-out aunque todavía faltan unos días. En cualquier caso, ya me avisarán. Voy a ir de nuevo a por algo de queso a la alacena, a ver si han repuesto.
¡¡¡Vaya!!!. No han repuesto el queso pero en su lugar había un pastel enorme de fresa que estaba buenísimo. Madre mía, por más memoria que intento hacer no recuerdo haber probado nada de una palatabilidad tan alta en mi vida entera. Eso debe ser una bomba de colesterol pero entiendo en cuenta que Hansel y Gretel no parecen tener mucha comida basura por allí, lo mismo hasta es natural y saludable. En cualquier caso, me da igual; ya se sabe lo que dice la sabiduría popular: ¡¡¡Lo que no mata, engorda!!!. Eso sí, todo el ejercicio que he hecho, para nada porque estoy que no puedo ni moverme. Me voy a echar un rato. Por cierto, sigo pensando que saben lo que pienso porque hace nada estaba pidiendo azúcar en vena y de repente me ponen el pastel.
¡¡¡Esto es vida!!!. Otro pastelón de estos tan buenos. Cuando llegue a casa tengo que mirar en los números atrasados de los Olfateadores de Queso, que para eso soy socio de la OQ (sic ¿¿¿¿??????). Creo recordar que los pasteles los estuvieron analizando hace unos meses y ardo en deseos de saber dónde habrán comprado este y si será muy caro. Me comería uno al día.
¡¡¡Jojojo!!! ... o dos porque hoy me he zampado dos de esos. Para el primero la verdad es que hice algo de deporte antes pero sobre el segundo me lancé sin miramientos. Esto sí que es vida y la vida es sueño, un sueño hecho realidad. ¡¡¡Las mejores vacaciones de toda mi vida!!!. ¡¡¡Comer y dormir, comer y dormir!!!.
Nunca pensé que lo iba a decir pero ¡¡¡¿¿¿Queso???!!!. ¿Por qué no han puesto pasteles y han vuelto al triste queso?. Lo primero que vino a mi cabeza al verlo fue ¿Qué es eso? ¿Eso es queso? ¿Qué queso es? Al menos sabrá a pastel de fresa ¿no?. Pero no, queso normal de ese de bola, holandés que casi llegué a aborrecerlo la última vez de tanto comer. No como los pastelitos de fresa, claro está. De eso es imposible hartarse. ¡¡¡Madre mía, qué palatabilidad!!!. Se me hace la boca agua solo de pensarlo. Pero no, me han bajado de la nube en la que me hallaba sumida de la forma más cruel. Solo me queda ahogar las penas en un poco de queso.
Desde que he tomado el queso me noto ... no sé, extraña. Es una sensación curiosa porque a la vez me siento con la cabeza mucho más ligera y el cuerpo mucho más pesado. Es cierto eso que dicen que las grasas del queso van directas a las cartucheras. Se nota que son unas grasas mucho menos sanas que las de los pasteles de fresa. Cuatro me zampé y yo me notaba más apolínea, esbelta y estilizada. Una pena no haber tenido un espejo de cuerpo completo por delante porque hubiera sido el momento ideal para probarme los trapitos que llevaba en la maleta. Y después ¡¡¡Party!!!. Pero ahora no estoy on the mood así que mejor me echo a dormir un rato.
¿Más queso?. Esto empieza a recordarme al vídeo aquel del argentino con la nieve. Un poquito de queso está bien pero donde se pongan toneladas y toneladas de pastel de fresa que se quite todo lo demás. Ni siquiera es consuelo que la sabiduría popular diga y rediga que a falta de pasteles, bueno son quesos. Eso sí, ¡¡¡qué malita estoy!!! Dios mío, ¡¡¡qué malita estoy!!!. El queso ese me está sentando fatal. Voy a echarme un rato porque como no me eche creo que lo voy a echar ... me da vueltas la cabeza, ya no sé ni si lo que escribo tiene sentido.
Ignoro completamente cuánto tiempo ha pasado desde la última vez pero parece casi de noche. Debe serlo porque no se escuchan los ruidos en la piscina. ¡¡¡Ayyy, qué malita estoy y qué poco me quejo!!!. Vaya forma de acabar unas vacaciones porque creo que tengo que irme mañana, o pasado o dentro de cuatro días, la verdad es que no lo sé. Voy a ver si hubiera algo de queso por algún lado y me vuelvo a la cama.
Ummm. queso .... no, ya no quiero queso; ese queso no me sienta bien. A Dios pongo por testigo que solo volveré a comer pastel de fresa. Voy a buscar a ver si hay algo por aquí .... ¡¡¡ayyyy, que se me va el cuerpo!!!. Qué mal me encuentro, casi sin fuerzas, desfallecida, como en esas películas en las que el médico siempre le dice al enfermo: "No te duermas, no te duermas". Pues yo creo que me siento como el enfermo, solo tengo ganas de cerrar los ojos y descansar. Pero no, tengo que ser fuerte, voy a salir de nuevo aunque sea lo último que haga.
Creo que efectivamente fue lo último que hice. No sé si llevaba fuera un minuto o una hora cuando llegó Gretel. Puse los ojitos del gato con botas y creo que la cautivé porque me intentó coger con mucho cuidado como se coge a los gatos. Me cogió del lomo pero me hizo daño, o me dio un retortijón el último queso que comí o yo que sé. El caso es que de forma instintiva me giré para comentárselo y de paso preguntarle si le quedaba más pastel de fresa pero creo que en vez de eso acabé mordiéndola. Digo que creo porque lo siguiente que recuerdo estar en el suelo, dolorida, mientras una agresiva Gretel me amenazaba con una escoba en una mano mientras miraba cómo manaba la sangre de la otra.
Reuní las pocas fuerzas que me quedaban e intenté esconderme. La engañé durante unos momentos pero me descubrió así que lo intenté en otro sitio con idéntico resultado. Al final las piernas ya no me respondían y dejé de luchar. Intenté explicarle que no había sido queriendo pero las palabras no salían de mi garganta. Balbuceé un "perdón, yo no quería" mientras la fuerza motriz que animaba a la escoba se divertía obteniendo una suerte de aquaplanning sobre el frío suelo. Al final acabé aterrizando sobre un suelo más tosco y unos benéficos a la par que salutíferos rayos solares me acogieron. Hay quien dice que la luz se ve al final del túnel; no, la luz se ve antes. Ya lo describió con sorprendente viveza Homero cuando decía algo así como que: "las tinieblas anegaron sus ojos".
Enceguecida, moribunda, recé al único Dios que he conocido, el Dios Ra. Nunca le he tenido demasiada fe pero creo cuando pierdes toda esperanza, lo único que te queda es la fe, por minúscula que esta sea. Y así, encomendándome a él cerré los ojos a la par que veía cerrarse sobre mí el ingenio de gimnasia destinado a convertirse en improvisada mortaja. No les guardo rencor; si acaso, por no poner a mi lado un poquito de ese divino pastel de fresa, ese del genuino sabor a gloria y exquisita palatabilidad. Dudo que allá arriba pueda encontrar algo mejor.
Un saludo, Domingo.