sábado, 16 de junio de 2012

Información asimétrica

La semana pasada no pude escribir en el blog. En vez de ello estuve intentando configurar todo aquel "gadget" o dispositivo que mi tío me trajo. En concreto, un portátil, un tablet y un móvil. No sé cómo será en el resto de familias pero en la mía el único que "nació aprendido" fui yo. Así pues, mi hermano o mi primo, los cuales denotan bastante facilidad con el manejo de sus propios adminículos, parecen perder toda esa pericia en cuanto se trata de hacerle un favor a alguien, alguien con quien trabajas o incluso con quien vives. Ese y no otro es el motivo por el cual al final vienen a mí en busca de ciertas soluciones.

Ya me lo hice analizar una vez y el resultado fue claro: podría tener solución pero me temo que no la tiene, a pesar de que alguna mejoría, lenta, paulatina, pero mejoría se ha producido. En cualquier caso, no me importa aunque tampoco lo comprenda porque si ante el vicio de pedir, la virtud de no dar, ante el vicio de no dar, la virtud de ser pesado. Pero la salida fácil es, en muchos casos, demasiado atrayente y yo eso también lo comprendo. Por no hablar de que a ciertas edades ya tampoco está uno para intentar sacar razonando de un sitio a quien no ha entrado allí razonando.

El caso es que unos días después fue el santo de mi tío y también el aniversario de la muerte de mi abuelo. Diecisiete años ya. Diecisiete años ya, por tanto, del inicio de la carrera y, aparte de las asignaturas, los juegos en los pupitres con Jose y Jesús incluyendo aquel de calcular un minuto mentalmente y parar el reloj una vez se pensara cumplido para ver quién se acercaba más :-). Diecisiete años y parece ayer. Es más, es que fue ayer. Durante los primeros años de nuestra vida, hasta la adolescencia más o menos, nuestro disco duro, nuevecito, prístino, va dejando de serlo y los ficheros, indelebles, se van grabando a fuego.

Una vez el volumen almacenado alcanza un tamaño considerable, estos ficheros pasan a convertirse en parte del sistema operativo y no se borran ni aunque tengas mil copias de seguridad. Lo nuevos, en cambio, van vienen, alguno que otro intenta convertirse  (y lo consigue) en definitivo pero el estatus del recuerdo no es el mismo. Ya no es el que venía en el sistema operativo tras la instalación. Eso ya pasó ayer. Como la muerte de mi abuelo y mi tía, independientemente de lo importante que sea la información de dichos ficheros.

Ayer precisamente, hablaba con dos compañeros de trabajo. Una decía que no sabía de dónde sacaba las cosas su madre. Al parecer había sabido por una amiga o quizás vecina, que su madre decía que ella era superdotada y que hablaba alemán. En otro orden de cosas, el otro comentaba que su madre, ya mayor, hablaba que hasta hace dos días, hasta ayer mismo, el Corte Inglés abría los domingos.

Yo pensé que nos faltaba información. En primer lugar, no sabemos si fue su madre la que dijo eso o si fue la amiga o vecina la que lo entendió. Incluso, si lo dijo, también puede ser que no se supiera explicar bien. Por otro lado, evidentemente también está el amor de madre y para cada madre su hijo o, en este caso, su hija, es lo más grande. Como alguna vez ha dicho también mi tío: "No se de dónde saldrán los niños "malos", si preguntamos a sus padres todos son unos santos".

En segundo lugar, la segunda madre, superior en edad a la primera. Muy probablemente lo que decía era cierto ... para ella. Y muy probablemente nos falten sus "gafas" de ver la vida. Se dice que las personas mayores se van volviendo muy difíciles de manejar, ya no razonan como antes, adquieren manías ... y probablemente no puede ser de otra forma. Pero no solo eso, es también probable que su forma de ver la vida también sea correcta, no solo ya que el desgaste de la edad haga perder facultades sino que la información a la que se exponen sea completamente diferente.

Dicho de otra forma, para una niña de 15 años que sale por ahí con los amigos, no existe el peligro porque nunca ha oído hablar de él y si ha oído hablar de él, no lo percibe en su día a día. Por supuesto que hay "cosas malas" pero cuando ella sale no ve nada de eso y en su círculo cercano nunca pasa nada. Las cosas malas que pasan solo pasan lejos y a una persona entre mil ¿Por qué preocuparse?.

Para una madre de 45 y no digamos ya para una abuela de 75 que solo escucha hablar de las "cosas malas", esas están por doquier y aunque no lo estuvieran, por nada en el mundo querría arriesgarse a que a su niña de 15 años pueda pasarle algo. Es simplemente información asimétrica a la que nos vamos exponiendo de forma tan gradual que no nos damos cuenta. Algo parecido a lo que pasa en este vídeo:
http://www.youtube.com/watch?v=IGQmdoK_ZfY

Un saludo, Domingo.

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