sábado, 14 de julio de 2012

Acaba la semana

Tras dos semanas en las que he compaginado formación (bueno, o algo así) con trabajo, dos días en los que solo hubo formación y tras esos, tres hasta arriba. Al final ayer casi ni me creía que fuera a salir a una hora moderadamente decente. ¿Los culpables? varios y yo el primero. Cierto es que estar impartiendo o recibiendo un curso no ayuda a centrarse en el trabajo pero eso no quita para que parte de las culpas fueran mías y de nadie más.

Eso sí, otras no lo eran y en realidad tampoco importa mucho de quien o quiénes fueran. Es hasta cierto punto obligatorio que se den ese tipo de circunstancias. Un cóctel en el que se mezclan dos semanas de formación con vacaciones, puestas en producción mal planeadas y mejor o peor ejecutadas, peticiones fueras de lo habitual, etc. no puede sino acabar dando los resultados previsibles.

Por otro lado, lo mejor de unos días complicados da la casualidad de que es lo mismo que lo mejor de los cinco días laborables que faltan para tomar vacaciones, que se acaban. Claro, que mirándolo de otra forma, también coincide con lo peor que tienen los días que te tomas de vacaciones ... porque también estos se acaban.

Mientras tanto habrá que seguir aprovechando las tardes, bien para el ejercicio, bien para la molicie, sin que ahora mismo haya ganador claro para ninguna de las dos categorías. Incluso hay días en los que ganan las dos. Eso sí, en días como hoy en los que la temperatura puja con los políticos para ver cuál de los dos consigue antes que emigremos a países cuyo idioma conocemos o quisiéramos conocer; en días como hoy en los que www.eltiempo.es dice que si la temperatura en vez de estar fuera estuviera dentro sería fiebre o muy alta; en días en los que se comprende mejor todavía si cabe la frase de Woody Allen "Entre Dios y el aire acondicionado yo me quedo con el aire acondicionado"; en días como hoy, tira más la molicie, hay que reconocerlo.

Pero bueno, no tira tanto como para que uno falte al partidito de fútbol de todos los sábados. Y es que hoy ha sido uno de esos días. Uno de esos días en los que tienes que correr para refrescarte porque si te quedas parado te da algo mientras que si corres, la sensación térmica baja pero sobre todo tú sudas más y ese sudor se convierte en el mejor amigo del hombre. Por otro lado, en otra situación te podías permitir subir y bajar varias veces hasta quedarte sin resuello. Hoy no, hoy bastaba con subir y bajar una única vez para tenerte que poner en cuclillas y reducir el esfuerzo que hace el corazón para bombear sangre y por tanto oxígeno a todo el cuerpo y para, en un agradecible (no lo admite la RAE, no se me ocurre ningún sinónimo y no tengo ganas de escribir "de agradecer" :-D ) 2x1, aliviar tus poco eróticos jadeos hasta convertirlos en suaves resuellos que mejoran tu ídem.

Por lo demás, tampoco hay mucho que contar. Bueno sí, tengo pendientes dos reflexiones. Una sobre el bosón de Higgs del que ya somos expertos en torno al 15% de la población y otra sobre la educación de los hijos ... ajenos. Pero eso será ya otro día. Ahora voy a beber algo de agua a ver si me refresco.

Un saludo, Domingo.

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