sábado, 3 de marzo de 2012

Nepotismo deslustrado

El otro día argumentaba yo que el enchufismo no es necesariamente malo. Si yo tuviera un cargo de responsabilidad y debiera encomendar a alguien una tarea delicada, sin duda elegiría a alguien de mi entera confianza. Es más que lógico y siempre lo había pensado así. Sin embargo, tras escribir esto, el otro día seguí pensando, relacioné este pensamiento con lo que pasa tanto en la empresa privada como en la pública.

En la pública es algo conocido, ¿quién no ha escuchado hablar alguna vez de tal o cual persona a la cual el cuñado, el amigo del primo o el conductor de un alto cargo de la Junta de Andalucía le ha procurado alguna ocupación de escasas cualificación e intensidad y normalmente alta remuneración. Quizás no como para que Cristiano Ronaldo o Messi dejen sus respectivos equipos pero sí como para que el común de los mortales que tiene problemas para comprar una casa, pagarla o simplemente llegar a fin de mes, suspire por tal "chollo".

En la empresa privada no lo es, pero tampoco tiene sentido que sea de otra forma y por las mismas razones. La gente trabaja junta, se forman grupos con afinidades similares, dentro de esos grupos algunas personas van alcanzando una mayor responsabilidad y a la hora de tirar de alguien se produce el que yo denomino "efecto paraguas" y se lleva consigo a las personas que se cobijan bajo su paraguas.

Pero claro, el que no sea necesariamente malo no significa, ni muchísimo menos, que sea bueno o justo. Pasa como el líder político que gobierna localmente (a veces también globalmente) durante 30 años. No es sano. No digo que no se deba tirar de las personas de las que confías pero si se hace hay que hacerlo con luz, taquígrafos y a poder ser en un combate honesto donde se pueda ver que esa persona no tiene nada que envidiar a alguien independiente y sobradamente preparado.

Y aún más, puesto a completar mi giro copernicano, llegué a la conclusión de que debería estar auditado y prohibido. La verdad es que me extrañó la velocidad con la que pasé del "Sí" al "No" en este sentido pero de repente le vi sentido. Y fue solo cuestión de imaginarme una obra en una casa. Hay dos formas de hacer una obra en una casa. La primera, la del nepotismo, emplear a tu primo el albañil. La segunda, emplear a cualquiera menos a tu primo el albañil porque si hace algo mal, se lo vas a poder decir abiertamente mientras que a tu primo te va a dar más reparo, por tu primo, por tus tíos, por tus padres ...

Yo he sido el primero que a la hora de hacer algo en casa he confiado en mis cuñados así que mal empiezo sin dar ejemplo, pero mi casa es una empresa privada y si sale algo mal es mi problema. En cambio, la empresa pública es de todos y los estándares de transparencia deberían ser más altos, no más bajos. Antes hubiera estado de acuerdo con que un alto cargo contratara a alguien a dedo. Ahora me niego porque incluso confiando en el buen criterio de ese alto cargo, quizás elegido democráticamente, no me fío de que todas las personas a las que vaya a emplear tengan el mismo criterio. Ni me fío de que su marido, su mujer, su pareja o hasta su abuela vayan a andar diciéndole que a ver si puede buscarle un puesto de botones a Juan el cleptómano, que ahora está parado después de que lo echaran de aquella tienda por llevarse el dinero de la caja.

Te quiero mucho, broder, tú a mí lo mismo,
Nepotismo, más que ilustre, deslustrado,
El político que se enchufa al enchufismo,
Manda dos huevos, uno legal, otro robado.
 
Un saludo, Domingo.

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